Trabajar en el mundo de la administración de sistemas, DevOps, observabilidad, o cualquier área relacionada con la tecnología puede ser una experiencia increíblemente satisfactoria… pero también frustrante. Llevamos años enfrentándonos a nuevos retos, aprendiendo constantemente, y adaptándonos a un entorno que nunca deja de cambiar. Y aunque amemos lo que hacemos, hay días (y semanas) en los que las cosas simplemente no fluyen.
En este artículo quiero compartir algunas reflexiones y estrategias que surgieron de una conversación que tuve recientemente. Reflexionamos sobre temas como la procrastinación, la pérdida de atención, el estrés de tener que aprender constantemente y, sobre todo, cómo manejar estas situaciones. Porque si algo he aprendido en mis años de experiencia es que no estamos solos en estas luchas, y hablar de ello puede ayudarnos a encontrar soluciones.
El desafío eterno: aprender en un mundo que no para de moverse
Después de más de 15 años trabajando como sysadmin, aún me encuentro con momentos en los que me siento perdido. Por ejemplo, al enfrentarme a configuraciones complejas de Linux o nuevas herramientas de observabilidad, hay ocasiones en las que la pereza se apodera de mí. El simple hecho de saber que tendré que leer documentación técnica o investigar algo fuera de mi zona de confort puede ser abrumador.
¿Te ha pasado? Sabes que tienes que ponerte a ello, pero procrastinas. Y cuando finalmente te sientas, pierdes la atención rápidamente, terminas mirando el móvil o divagando. Lo peor es que esto no solo ralentiza el trabajo, sino que te genera frustración: «¿Por qué no puedo concentrarme? ¿Debería ser mejor en esto después de tantos años?»
¿Por qué nos pasa esto?
La clave está en entender cómo funciona nuestro cerebro. Lo que experimentamos no es pereza en el sentido tradicional, sino algo que los expertos llaman aversión al esfuerzo cognitivo. Básicamente, el cerebro evita gastar energía en tareas que percibe como complicadas o desconocidas. Prefiere cosas sencillas o gratificantes de forma inmediata, como revisar el móvil o hacer algo que ya dominas.
Además, en el mundo IT enfrentamos un reto particular: nunca dejamos de aprender. Siempre hay nuevas tecnologías, herramientas y metodologías que dominar, lo que puede hacer que tareas complejas se sientan como escalar una montaña sin fin.
El síndrome del impostor y la comparación con otros
Si eres como yo, es posible que además tengas una tendencia a compararte con tus compañeros o colegas. Ves a esa persona que parece saberlo todo y te preguntas si estás al nivel. «¿Y si no soy tan bueno como creo? ¿Y si estoy estancado?»
Este sentimiento, conocido como el síndrome del impostor, afecta a muchísimos profesionales, especialmente en áreas técnicas. Nos olvidamos de que todos empezamos desde cero, de que nadie domina todo, y de que incluso los más expertos tienen dudas. Lo importante no es compararse con otros, sino con nuestro yo del pasado. ¿Hoy sabes algo que hace un año parecía imposible? Si la respuesta es sí, estás avanzando.
La pérdida de atención en la era digital
Vivimos en un mundo lleno de distracciones. Cada día nos enfrentamos a correos electrónicos, mensajes, notificaciones y redes sociales que compiten por nuestra atención. Este entorno hiperconectado no solo afecta nuestra productividad, sino también nuestra capacidad para concentrarnos en tareas importantes.
Incluso cosas simples, como leer un correo con atención o escuchar activamente a alguien en una reunión, se han vuelto un desafío. Esto no solo nos frustra, sino que puede afectar nuestras relaciones personales y profesionales.
La buena noticia es que la atención es como un músculo: con el tiempo, podemos entrenarla y fortalecerla.
Estrategias para enfrentar la procrastinación y recuperar el foco
A lo largo de los años (y de muchas conversaciones con otros profesionales), he aprendido varias estrategias para manejar estas situaciones. Aquí te dejo las que considero más útiles:
1. Divide las tareas complejas en pasos pequeños
Cuando algo parece intimidante, nuestro cerebro tiende a evitarlo. En lugar de pensar en «configurar esta herramienta complicada», divídelo en partes más manejables:
- Lee solo la introducción de la documentación.
- Identifica una pequeña parte que puedes probar.
- Haz un paso a la vez.
Esto reduce la sensación de abrumarte y te ayuda a avanzar poco a poco.
2. Usa el método de los 5 minutos
Comprométete a trabajar en la tarea difícil durante solo cinco minutos. Muchas veces, superar la inercia inicial es suficiente para que termines concentrándote por más tiempo.
3. Establece recompensas
Dale a tu cerebro algo que esperar. Por ejemplo, «si termino de configurar esta herramienta, me tomaré un café» o «si leo 10 páginas de la documentación, escucharé mi playlist favorita».
4. Crea un entorno libre de distracciones
- Pon el móvil en modo avión.
- Usa herramientas como Forest para bloquear distracciones digitales.
- Trabaja en bloques de tiempo con descansos planificados (técnica Pomodoro).
5. Reconoce tus emociones
Cuando procrastinas o te distraes, no te castigues. En lugar de decirte «soy un desastre», pregúntate: «¿por qué estoy evitando esto? ¿Qué es lo que realmente me preocupa?» A menudo, identificar la emoción detrás de la procrastinación (ansiedad, miedo al fracaso) te ayuda a enfrentarla.
6. Practica la desconexión digital
Dedica tiempo a actividades que no involucren pantallas, como leer en papel, caminar o simplemente aburrirte. Estos momentos ayudan a recargar tu mente y a fortalecer tu atención.
La música como aliada y enemiga
En mi caso, la música es una herramienta clave para concentrarme. Cuando estoy trabajando desde casa o en la oficina, me pongo los cascos y dejo que las canciones me sumerjan en mi mundo técnico. Sin embargo, hay días en los que esto también me genera frustración, como cuando tengo que interrumpir mi playlist favorita para entrar a una reunión.
La clave aquí es encontrar un equilibrio. Alterna entre música instrumental o sonidos ambientales para tareas que requieren concentración profunda y tus canciones favoritas para momentos más ligeros.
Acepta tus manías y contradicciones
Al final del día, todos tenemos nuestras «manías». Nos frustramos, procrastinamos, y a veces nos damos demasiada caña por cosas que no son tan graves. Lo importante es recordar que somos humanos. Permitirte cometer errores y tener días difíciles no te hace menos profesional; te hace real.
En lugar de luchar contra tus peculiaridades, aprende a manejarlas y usarlas a tu favor. Si algo te ayuda a concentrarte o a sentirte mejor en tu trabajo, ¡aprovéchalo!
Un mensaje para los sysadmins y trabajadores IT
Si estás en este mundo, es probable que también te enfrentes a estos desafíos. No estás solo. Todos, incluso los más experimentados, lidiamos con días en los que parece que no avanzamos, con configuraciones o asuntos nuevos que no entendemos a la primera, y con momentos en los que preferiríamos hacer cualquier cosa menos aprender algo nuevo.
Lo importante es seguir adelante, con paciencia, estrategias prácticas y una buena dosis de autocompasión. Porque al final, lo que importa no es hacerlo todo perfecto, sino seguir creciendo poco a poco.
¿Te pasa algo de esto? Si es así, espero que este artículo te sirva para reflexionar y encontrar herramientas que te ayuden en tu día a día. ¡No olvides que siempre estamos aprendiendo!